Voy a hacer público, una vez más, el amor de mi vida (hoy, mañana ya veremos, ¿eh?): Cusco, ¡te quieeeerooooo! O, como diría más de uno para despistar a gringos: ¡Te amooooooo!
¿Qué me habrás dado que te llevo tan dentro? Sigue haciéndome sentir tan bien cuando te pienso y cuando estoy contigo, ¿eh? Que esto de ‘Lo bueno, si es breve, dos veces bueno’, se lo inventó alguien que tenía prisa y yo hace un tiempo que decidí aparcar los correteos apresurados.
Me encanta irme a los sentidos, qué te voy a contar. Cuando algo me llega directamente, sin filtros, es muy potente.
Hace unos meses escribía sobre la fuerza del olfato y los recuerdos en Olfateando lo vivido, y hoy me apetece hacerlo sobre el oído, ese sentido tan animal y que solemos apreciar solo cuando empieza a fallar.
Me encanta escribir desde las entrañas, improvisando, saltándome la planificación y pasándome por el forro todos y cada uno de los consejos marketineros que he estado intentando seguir últimamente.
Y, nada, que me encanta tu música.
Bueno, vale, no solo la tuya, sino la de todo el Perú.
A veces entro en loop con algunas melodías y no puedo parar de tararearlas.
Lo bueno de estar viviendo en China es que, aquí, el sentido del ridículo se transforma totalmente: la gente se avergüenza de reír a carcajadas pero se vuelve loca cuando tiene un micrófono cerca y ve el momento de cantar a pleno pulmón. No importa si se hace bien o mal, lo importante es darlo todo.
Me encanta.
Total, que aquí canto cuando voy por caminando por la calle y es lo más normal del mundo (lo que se ve no es normal es este metro ochenta de mujer y esta cara de mediterránea que no se puede aguantar, pero ese ya es otro tema). Así que me la paso cantando con acento peruano.
Alberto, Wilmer, Elio y Camucha me descubrieron música peruana, y las noches en el Ukukus, ese punto de encuentro de noctámbulos, pastrulos, gringos y disfrutones, acabó de mostrarme algunos más.
Y, nada, pues eso… Que quiero que sepas que pienso mucho en ti y en tus peruchos.
Y, pues eso, nada… Que como me cansé de decirte en palabras las ganas que tengo de volver a verte, decidí declararte mi amor en 10 canciones que me transportan a tu cielo, tu tierra, tus olores, tus sabores, tus bailes, tu pisco y tus chelas.
Pero, sobre todo, me transportan a tus sonidos afroperuanos de lamento, festejo, payandé, landó, zamacueca, panaillos…
A tu cumbia, tus waynos, tu vals y tu polca criollos, tu rock, tu hip hop, tu indie, tu rap, tus baladas.
Tus marineras, tu música chicha y toda la música que tienes dentro y que no cabe en esta declaración.
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Cardo o ceniza, de Chabuca Granda
Cuando Camucha me mostró este tema, estábamos en una cafetería de Lima donde yo intentaba sacudirme el jetlag de encima a base de cafeína. Me quedé a medias con Chabuca y, ya en el Cusco, retomé el tema y me enseñaron a leer el mensaje de amor y deseo de este precioso tema criollo.
Escúchalo. Ella sí que era intensa, lo mío es de aficionada.
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Se me van los pies, de Susana Baca
Pero esta mujer no se merece una sola canción, así que me quedo con el programa entero que Encuentro en el Estudio le dedica a esta intérprete limeña que tanto me gusta. Qué elegancia, oye.
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Machete, de Novalima
Una canción que se va a la época de la esclavitud: “De las cuatro de la mañana hasta que el sol se va a ocultar, el mayoral con su rezo no nos deja descansar”. Cuando aprendí a descifrar esta canción, me fui a por más temas de Novalima y me enamoré de la banda.
(Curiosidad: ¿Oyes un sonido que es como una vibración? Es una quijada -mandíbula- de burro, un instrumento de percusión típico de la música afroperuana.)
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Akundún, de Miki Gonzalez
Pionero en la fusión de rock, música afroperuana y rap. Escucha la letra de este tema y no te pierdas el video. Diversidad musical y reivindicación social: “Yo les traigo las raíces y cultura del Perú que fueron importados del África en la esclavitud. Y es por esa sangre negra que el Atlántico cruzó, es por eso que yo canto ritmos negros del Perú”.
Cusco, te dejo el Akundún cantado por Tomasito, por si hoy amaneciste flamenco.
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Escalera al infierno, de Del Pueblo…Del Barrio
Esta banda es referente en fusión de distintos ritmos musicales del Perú, pero lo es más por ser pionera también en la fusión de clases sociales en un Perú ochentero con demasiada violencia, terrorismo y drogas, y muchísima lucha social.
Cuando comprendí cuánta desigualdad invisible sigue existiendo, comprendí cuán importante es este tema y esta banda.
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Cariñito, de Hijos del Sol
Cumbia por la vena. Noche cusqueña por la vena. (Madre mía, acabo de descubrir el vídeo…)
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Viaje, de Danitse
Alberto me regaló esta canción en uno de sus mails y, aunque yo no necesito acabar el viaje para ser feliz (creo), me encanta que acompañe noticias suyas con nuevos temas que le recuerdan a mí… “No me pidan regresar, será el tiempo el que decida mi lugar”
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Noche en Cusco, de Mowgly La Banda Salvaje
Conocí a Mowgly y luego aliñé las noches cusqueñas con un poco de rock… Cuánta verdad hay en este tema. Y cuánta fuerza tiene su directo, yo no me los perdería.
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Cara de bruja, de Sonora Patronal
Qué jartá de bailar contigo en los directos de Sonora Patronal. En una de las varias fiestas de despedida del bar del Jager (¿cuál era el nombre “oficial” del local?), el Jager, ya con la mirada medio turbia, me miró todo lo fijamente que pudo y me dijo: “Bruja”. Así que aquí te dejo mi canción.
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Kaykunapi, de Liberato Kani
En agosto de 2017 flipé con el directo y el hip hop en quechua de Liberato Kani. Música con reivindicación política, social y cultural.
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Quiero amanecer, Bareto
Pues eso… ¿Preguntas?
Venga, voy a dejar un bonus track en esta lista, que es absolutamente subjetiva y que sale de dentro:
- Los mejores discos peruanos del 2017 , por Estereofonía. Un blog de crítica de discos
- Los mejores 50 discos peruanos del 2017 (Menciones honrosas), por Fernando Alayo en El Comercio
No, no me olvido de LOS ABIGEOS DEL DOLOR, ¿cómo hacerlo? Pero se ve que esto de grabar y estas cosas aburridas de la vida no entran en sus planes, te muestro su música, pero que sepas que hay que disfrutarlos en directo cuando estés en Cusco.
Siempre ando a punto para descubrir nuevos sonidos y comprender maneras de ver, de vivir y de sentir a través de melodías. Tu música tiene tanta riqueza, que esta lista es incompleta y debería crecer y crecer. Me dejé tantos nombres y ritmos por el camino, que tendré que volver a Perñu para que me sigas abriendo los oídos a nuevos (y viejos) sonidos.
Quizá recuerdes cuánto lloré la última vez que me despedí de ti, hace unos meses. Cómo me sonrío ahora releyendo esas líneas. En fin, mira que puedo llegar a ser dramática, ¿eh? Qué le vamos a hacer, es parte de mí, esa intensidad que tanto descoloca a Alberto y que, a mí, me tiene bien distraída. Así que a ver si nos vemos pronto. (Genios del mundo: ¿para cuándo un teletransportador?)
En fin, Cusco, me despido ya por hoy, que en China son las nueve de la noche y, en Perú, recién las ocho de la mañana. Te llevo casi un día de ventaja, así que te dejo esta declaración de amor en toda regla para que tengas un día hermoso y lleno de ritmo.
Chau Cusco.
Anna
PD: Por cierto, si ves a Alberto dale las gracias por ayudarme a entender y a sentir la belleza de tu música. Si puedo descifrarte un poquito estos temas, es porque él me dedicó varios ratitos y me ayudó a comprenderlos.
PD2: La foto que encabeza esta entrada es obra del artista peruano Elliot Tupac, referente internacional en el movimiento artístico chicha.