Te quiero.
Te amo.
Mi vida.
Mi amor.
Madre mía qué vértigo nos dan estas palabras en Europa.
Las decimos ya cuando sabemos que lo tenemos todo seguro y, a veces, ni eso… con lo bonito que es escucharlo, aún sabiendo que, en la vida, todo es relativo.
¿O no?
¿Conoces la diferencia entre ‘te quiero’ y ‘te amo’?
¿Le dirías a alguien que acabas de conocer ‘mi amor’?
Aún recuerdo la primera vez que estuve en Perú, en 2010 y, en dos semanas, me habían llamado ‘mi amor’ en varias ocasiones.
Y varias personas.
Tenía las plumas de pavo real abiertas y mostrando todo mi esplendor por la capital del imperio Inca.
Menos mal que para algo tengo a mis amigos que me bajan los humos y me cuentan que sí, que vale, que disfrute del momento pero que no me emocione.
Que un ‘te amo’ nocturno es muy verdadero y vale mucho esa noche, pero ya.
No va más allá.
Que ahora es ahora y que mañana aparecerá una cara nueva que merezca un ‘mi amor’ más que la mía.
Aunque compartamos un mismo idioma, las palabras tienen valores distintos.
Ups.
Pero bueno, la verdad es que si sabes cómo funciona esto de los amores y los palabros, es bien divertido.
Conoces las reglas de los amoríos internacionales y decides jugar o no.
La verdad es que jugar a amarse forever and ever in the night y solo esa night es divertido.
Yo no voy a enseñarte técnicas de ligoteo interculturales.
Pero, si te vas de viaje y contratas mi acompañamiento personalizado, sí analizaremos al detalle el destino donde irás para que puedas decidir si jugar o no al amante bandido.
Jugar mola, pero mola mucha más cuando conoces las reglas, entiendes la estrategia y no te sientes el pardillo de turno.
Si estás pensando en ir a vivir o a viajar a otro país y te interesan cosas más allá del hotel todo incluido, aquí: Te acompaño a viajar y a comprender (y a jugar sin morir en el intento).