#historia16
San Cristóbal de las Casas (México), 27 de junio de 2019
Me sigue costando escribir sobre este tema.
Será que siento tanta rabia e impotencia que cuando abra el cofre de los sentimientos me saltarán lagrimones durante varios días.
Eso o me invadirán unas ganas de repartir hostias y algo más, que no podré con ellas.
Así que mejor me espero a controlar un poco más todas estas emociones que están revoloteando por toda mí, y ya luego me poco a plasmar todo lo que vi y aprendí sobre lo que está ocurriendo en México.
¿Sí? ¿Me espero? Mejor no.
Qué manía con que solo es profesional lo que sale del dato, del análisis cuantitativo y de lo que se puede medir sin problema.
Así que sí. Decido compartir por aquí, mi ventana al mundo, cómo estoy viviendo todo lo que está sucediendo en México estas semanas.
Me refiero a esta pedazo de crisis humanitaria global que criminaliza a las personas migrantes y refugiadas, no solo en México, Estados Unidos y en Centroamérica, sino el Oriente Medio, en África, en Europa, en Asia…
En mayo, estuve unas semanas en Tapachula (ciudad pequeña en la frontera surestes de México con Guatemala) colaborando con el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, y pude participar en la Misión de Observación de la Crisis Humanitaria de Personas Migrantes y Refugiados en el Sureste Mexicano, organizada por redes mexicanas y regionales, y con participación de organizaciones de México, Guatemala, El Salvador y los Estados Unidos.
Tela, telita, tela…
Por poco que mires las noticias, habrás visto que el tío Trump amenazó con imponer a México unos aranceles desproporcionados si no acababa con la llegada de personas migrantes a los Estados Unidos.
Te cambio personas por dinero.
Bueno, pues estaba en Tapachula el día que el gobierno de México aceptó un acuerdo e invadió la frontera sur con militares, policía nacional, policía marina…
Dejaron pasar la frontera a un grupo de 400 personas y les dejaron caminar unos 20 km por la carretera, con un calor tropical que ahoga, sin agua, con niños.
Y, cuando estaban ya deshidratados perdidos… Pam, detención masiva.
Todos a camiones jaula. Sin bebida, sin comida, sin poder ir al baño. Después de 8 horas, los llevan a la Estación Migratoria (una prisión de facto), donde más de 2000 personas se hacinan en un lugar con capacidad para 960.
Les retiran pasaporte y celulares.
Y logran lo que querían: de las 400 personas, solo 4 empiezan el proceso de solicitud de refugio (más de un 90% de solicitudes son denegadas).
El resto lo pasa tan mal, que opta por ser deportado a sus países de origen.
Personas de Guatemala huyendo de una sequía descomunal que les expulsa de sus tierras porque ya no son fértiles y no les permite conrear.
Personas de Honduras y El Salvador huyendo de las amenazas del crimen organizado, las maras.
Personas de Haití huyendo de una pobreza estructural que no permite ningún margen de maniobra para una vida digna.
Personas de Cuba huyendo de falta de libertad de expresión y de un sistema con el que no están de acuerdo.
Y personas de distintos países de África huyendo de lo que sea que huyen.
Me descoloca tanto ver a personas de África, India y Pakistán que han llegado hasta México para seguir su travesía, que me quedo sin palabras.
- Artillería y fusiles disuaden a migrantes en frontera sur de México (17 de junio, Aristegui Noticias).
¿Lo ves? Ya me empieza a salir la rabia y se me mezcla todo.
Ya en San Cristóbal de las Casas, en los Altos de Chiapas, de nuevo he constatado la militarización y criminalización a los migrantes.
El pasado 19 de junio me uní a varias organizaciones que trabajan el tema de derechos humanos a monitorear (o sea, observar, tomar notas y fotos, documentar) el corredor central de la frontera.
Comitán, La Trinitaria, Pasohondo, La Mesilla, Frontera Comalapa….
Bueno, había algunos militares pero nada espectacular, por suerte.
‘Qué bien’, pensamos.
Nos quedamos un poquito más tranquilos viendo que la amenaza del gobierno mexicano de mandar 6000 militares a la frontera sur quizá era solo un bulo para que tío Trump se tranquilizara y retirara una amenaza injusta (como todas las amenazas, vamos).
Después de no sé cuántos km recorridos, terminamos la ronda y empezamos a conducir de vuelta a Comitán y San Cristóbal.
Íbamos en la furgo charlando y, de golpe… 1, 2,3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10…
Hasta 32 camiones y camionetas cargadas hasta las trancas de militares, mochilas y armas dirigiéndose a la frontera.
Dios.
Empezamos a mirar las noticias y lo confirmamos: unas horas antes, el gobierno había anunciado que ese día mandaba 1500 militares más a la frontera.
Mandaría 1500 más al día siguiente, 1500 al cabo de dos días, y 1500 al cuarto día, para cerrar el magnífico cupo de 6000 militares (Guardia Nacional) a la frontera. (17 de junio, Chiapas Paralelo).
- Medidas contra migrantes violan las leyes, advierten ONG (19 de junio, La Jornada)
Mira, como sé que más de una estará con esto en la cabeza, me adelanto: no tengo ni idea de cómo se podría gestionar una crisis humanitaria como esta.
Lo que sé es que todas las personas tenemos derecho a una vida digna dentro y fuera de nuestros países de origen.
Y que lo que fomenta esta militarización es que las personas (muuuchos menores) sigan huyendo pero corriendo mucho más riesgo pasando por rutas menos concurridas, donde es más fácil caer en manos del crimen organizado. O sea, de coyotes o de narcos.
- La Ley Arizona en el sur de Chiapas (24 de junio, El Mañanero Diario)
En fin, se me hace complicado escribir sobre todo esto pero ya ves que, a la que me pongo, esto es un no parar…
Estoy trabajando en un artículo para expresar todo esto menos desde las entrañas y más de la cabeza y los sucesos, que parece que tienen más credibilidad.
Pero veo que las personas seguimos reaccionando a imágenes morbosas, de las que dan pena, penita, pena y que se pueden compartir en twitter con frase de tocafibras.
Hace 3 años fue Aylan, en aguas saladas, y ahora son Óscar y Valeria, en aguas dulces.
¿De verdad necesitamos estas imágenes para reaccionar?
Parece que sí.
Parece que yo también he necesitado ver para creer.
Yo lo que quiero es que cliques en los enlaces que hay en este texto.
Que conozcas un poquito lo que está ocurriendo por esta zona del Planeta Azul.
Que tomes partido por los derechos humanos, en las Antípodas o en tu barrio.
Con o sin foto.
Porque, aunque no lo veamos, ocurre igual.
ANNA
Pst, pst: El viernes 20 de junio fue el Día de las Personas Refugiadas.
Tanto por hacer, tanto por lograr.
Y, por suerte, tantas personas trabajando para que todo mejore.
Me quito el sombrero con ell@s, ladies & gentlemen.
Y hoy también hay algo que celebrar: después de 6 meses varado y sin permiso de navegación, Open Arms (@openarms_found) leva anclas para seguir salvando vidas en el Mediterráneo.
Gracias.