¿Emociones?
En 1830, no existían las emociones.
Como lo lees.
Existían las ‘pasiones’, los ‘sentimientos morales’ y otras palabrejas filosóficas y médicas, pero nada de emociones.
No fue hasta la época Victoriana, esa en que la burguesía afloraba y más gente de la normal se aburría por exceso de buena vida, que la gente empezó a ver qué ocurría y empezaron a darle importancia científica a esto de las ‘emociones’.
De hecho, el responsable de iniciar el estudio de las emociones que tanto (pre)ocupa a Occidente fue, ni más ni menos, que Darwin.
Años después, Freud las puso en el centro del cotarro, pero esa ya es otra historia.
¿Universalidad?
Se ve que las emociones tampoco son universales.
Lo que sentimos está condicionado por la cultura en que vivimos.
Y los significados que le damos a una emoción pueden cambiar nuestra experiencia entorno a ella: todo depende de lo que tu cerebro ha aprendido que es una emoción, cómo la puedes interpretar y expresar.
Hywl es la exuberancia y el subidón en plena fiesta, y solo existe en galés.
Ilinx es el placer que viene con pequeños actos de caos, de destrucción.
Gezelligheit es la sensación de sentirte a gusto en un lugar cálido, con amigos, cuando fuera hace un frío que te pelas, y solo existe en holandés.
Accidie es la sensación de letargia que infectaba a los primeros cristianos y que podía incluso matarlos si era muy intensa.
Aburrimiento era el privilegio de poder no hacer que se inició en la época victoriana, en Inglaterra, y que se relacionaba con una mejora social importante.
Vergüenza ajena, esa expresión tan usada en castellano para expresar la vergüenza que siente una persona por algo que hacen o dicen otros, solo existe en castellano.
Cantidad de palabras para nombrar emociones sin traducción ni equivalente directo en otras lenguas.
¿Cultura(s)?
Porque las emociones no son una simple reacción biológica, sino que dependen de un sistema muy complejo condicionado, entre otras cosas, por la cultura donde creces.
Las culturas son el contexto donde ocurren las cosas, donde ocurre la vida.
Si solo miramos la primera capa, la externa, nos perdemos todos los matices de la cultura que la segunda y la tercera capa esconden. Nos perdemos lo más profundo, lo más interesante.
Porque ‘tu’ cultura condiciona tu modo de ver y de vivir, lo que ves raro o normal, lo que es o no socialmente aceptable.
Te muestra que la mayoría de lo que has aprendido es mentira en otro contexto.
Descubrir el porqué de algunas emociones puede ayudarnos a comprender que lo que vemos como ‘normal’ o ‘raro’ depende de la cultura de origen de los ojos con que se miren esas emociones.
Y todo esto no lo digo yo, sino la historiadora Tiffany Watt Smith, en su libro The Book of Human Emotions (El Libro de las Emociones Humanas, 2015).
Una maravilla.
¿Seguimos?
Y así seguimos, casi 200 años más tarde, intentando comprender qué son las emociones, cómo funcionan y cómo gestionarlas sin morir en el intento.
Sigo pensando que todas las personas sentimos lo mismo, aquí y en la China mandarina, pero que le ponemos etiquetas distintas, lo expresamos y gestionamos de forma distinta.
Sea como fuere, el tiempo pasa rápido entre cada una de las 154 emociones de distintos rincones del mundo que Watt Smith presenta.
Porque para aprender sobre interculturalidad no hace falta irse a las Antípodas (o sí, no seré yo quien te ponga el freno de mano).
Puedes empezar por estirarte en el sofá de casa, abrir un libro y viajar con la imaginación por todas esas emociones más o menos lejanas que forman parte de todas las personas, aquí y allá (aún no sabemos si también más allá, a saber).
Referencias
Tiffany Watt Smith: The book of human emotions (2015) | Libro y The history of human emotions | Vídeo.
Richard J. Davidson: El perfil emocional del tu cerebro (2012) | Libro.
Howard Gardner: Inteligencias Múltiples (1983) | Artículo.
Eduard Punset: Programa Redes | Vídeo.
Steven J. Stein: Emotional Intelligence for Dummies (2009) | Libro.
Carlos Nunez, Raya-Nunez Mahdi, Laura Popma: Intercultural sensitivity. From denial to intercultural competence (2017) | Libro