#historia27
Ciudad de México, 22 de julio de 2019
La primera novela que recuerdo es Pippi Calzaslargas, de Astrid Lindgren.
Las historias de una niña pelirroja que vive sola (bueno, con el Señor Nilsson, un mono y, Pequeño Tío, un caballo) en un pueblito de Suecia.
Antes recuerdo cuentos Disney, de aquellos que el señor del bigote, calva franciscana y ojos claros traía cada mes, sin falta, a casa.
Y es que, antes de internet, el Círculo de Lectores le hacía un bien a la humanidad que vivía en pueblos y que no tenía grandes librerías cerca.
Pero los pueblos crecen, el monopolio decrece y ahora Sant Celoni tiene tres librerías, una (o más) editoriales y una biblioteca donde puedes pedir el libro que quieras y, por poco más de un eurito y poco menos que una caminata de 10 minutos, te lo traen.
Pero lo de ayer en Ciudad de México me encantó.
Que sí, que comparar un pueblo de 16.000 habitantes con una ciudad que tiene entre 8 y 25 millones de habitantes dependiendo de a quién le preguntes, no es una buena idea.
Pero me da igual.
Yo te cuento que ayer, cansadas Maitane y yo de darle a la pata, nos metimos en el metro Pino Suárez, en pleno corazón de la capital chilanga, y vimos una librería.
‘Uy, qué raro, una librería en el metro.’
Y entramos.
Salimos y vimos un cartel con una flecha: ‘Librerías. Puestos 1 a 40. Dirección Zócalo’.
Y para allá que fuimos.
40 librerías y 40 editoriales en uno de los pasillos más transitados del metro de una de las ciudades más grandes del mundo.
No en el patio del Palacio Nacional (que, por cierto, tenía una librería preciosa que pasó a mejor vida).
No en el centro comercial fresita de Santa Fe.
No en un evento cultural en La Condesa o la Roma.
No.
En el metro.
Transporte público por excelencia y que se niega a subir el precio del billete.
5 pesos (unos 25 céntimos de euro) de norte a sur, de este a oeste o un poco de todo.
O sea, que esos libros están a la vista de todo el mundo, de toda las clases sociales y de las locas de las historias escritas, como Maitane y yo, que empezamos a ir de una tienda a otra descubriendo editoriales y alucinando con el pasillo que te lleva de las paradas de Pino Suárez a Zócalo o viceversa.
Y es que los libros me hacen viajar con la imaginación.
Y a ti también, seguro.
Siempre le he dado a la celulosa y a la tinta, lo sigo haciendo y ando preparando más.
Todo llega.
Mientras llega y porque de esto nunca sobra, te dejo 10 libros que te acercarán a realidades de distintas partes del mundo:
10 libros para viajar sin moverte del sofá.
Un abrazo,
Anna