Me gusta Madrid.
Me gusta pasear y cruzarme gente de todas partes, me gusta subir y bajar por Lavapiés, La Latina, Malasaña y el Madrid de los Austrias.
Me gusta desayunar un chocolate con churros de pie, en la barra y sintiendo en el cogote la mirada de la señora que quiere que acabe ya para cogerme el sitio.
Me gusta rastrear La Latina los domingos por la mañana y tomarme una cañita (o dos) en una terraza.
Me gusta su música en directo, El Matadero, La Casa Encendida y los mercados de barrio que se convierten en lugares de fiesta y encuentro los fines de semana. No me gusta demasiado su teatro.
Me encanta entrar en un bar y que la gente entable conversación conmigo sin motivo alguno, solo para pasar el rato, así sin más, mientras esperamos que nos hagan caso.
Y hay otra cosa que también me gusta de Madrid: sus librerías y su literatura contemporánea.
Así que, puesta a escribir, hoy lo haré sobre dos lugares que me encanta visitar y a donde voy sin prisas cada vez que puedo escaparme a los madriles: Traficantes de Sueños y Libros para un mundo mejor.
Traficantes de Sueños
Descubrí Traficantes de Sueños de forma casual, la primera vez que fui a visitar a Ana a Madrid, y las indicaciones del móvil me hicieron dar un par de vueltas por el barrio de La Latina antes de llegar a su casa.
Me pasaría horas mirando los títulos que tienen por ahí dentro: cooperación, política, cultura, feminismo, movimientos sociales, sexualidad, economía (alternativa y solidaria), etc. En forma de ensayo, crónica, novela, cómic, novela ilustrada, revista, periódico, cuento…
Como ellos mismos escriben en su web:
“Una serie de mundos y realidades diferentes, a la vez críticos y alternativos, que sirvan de herramientas para favorecer la formación de pensamiento crítico, la creación de subjetividades diversas y el fomento de la cultura libre”
Es un horror entrar: siempre gasto más de lo que tenía pensado antes de abrir la puerta.
Y lo que me acaba de conquistar es que se trata de un proyecto asociativo que, aparte de librería, es también distribuidora, editorial, taller de diseño y espacio de formación e investigación.
Me gustó especialmente una de las propuestas que nos contaron para hacer más sostenible el proyecto: puedes apoyarlo aportando 150€ a cambio de recibir todas las publicaciones de la editorial que salgan ese año, que suelen doce o trece…
Y, bueno, para ponerle la puntilla quisquillosa: un poquitín de simpatía o una buena sonrisa siempre ayudan.
Apto para: personas que caminen con paso firme hacia la izquierda.
No apto para: personas que caminen por el centro o se desvíen, aunque sea un poquito, a la derecha.
En fin, entren ustedes en Traficantes de Sueños en lo físico o lo virtual y no tengan prisa por salir.
Libros para un mundo mejor
El inventor y restaurador de palabras Feracam y su gata son el alma de Libros para un mundo mejor.
En pleno Malasaña, rodeada de personas mu modernas, un oasis de poesía, ilustraciones, novelas, cuentos, autores latinoamericanos, temas alternativos, creatividad, libros de segunda mano y música, de la buena, que siempre acompaña el paseíto por los dos pisos de madera de la librería.
Me gusta sus “Besa y lee”.
M gustan sus libritos, sus butacas para sentarme tranquilamente a ojear lo que me apetezca.
Me gusta cómo se estrecha la librería, cómo tengo que agacharme a la mitad y seguir mirando libros con la cabeza de lado para que las vigas de madera del techo no me atonten a golpes.
Me gusta la selección de libros de Feracam y me gusta lo que él mismo escribe.
Me gusta lo acogedor de la librería por fuera, con su bici, sus flores, su maleta, su ventana y sus colores cálidos.
Me gusta su madera, sus libros por todos lados, sus dibujos, su olor, su música, sus conversaciones y su gata negra que se deja acariciar.
Me gusta su nombre: ‘Libros para un mundo mejor’.
Como leí de Rushdie hace poco:
“Cuando un@ lee un libro, descubre otros mundos, nuevos modos de pensar, y se deja una huella para las generaciones futuras”.