Los viajes y el choque cultural son un vehículo muy potente para conocerte mejor y para comprender el mundo.
Si eres mujer o te identificas con el género femenino, te enfrentas a retos y contradicciones añadidos durante el viaje.
¿Por qué no aprender a gestionarlos y a cambiar el modo de mirar y ver el mundo?
El choque cultural es el proceso de adaptación de vivir en un ambiente familiar y previsible, a vivir en un país, una sociedad o cultura donde todo es nuevo: lengua, horarios, comida, modo de vestir, gestión del tiempo, lenguaje corporal, etc.
Es una montaña rusa de emociones que empieza antes de iniciar el viaje, sigue durante la travesía y termina con el choque cultural inverso, cuando vuelves a “casa”.
El modo de ver e interpretar el mundo (cosmovisión), las expectativas de los roles de género o los prejuicios desconocidos suelen acarrear malentendidos y conflictos tanto externos como internos.
Durante el viaje, puede que te preguntes:
¿Debo tener en cuenta ciertos aspectos de la cultura donde voy a viajar?
¿Prevalece mi libertad individual de ir cuándo y dónde quiera, o debo respetar los códigos del nuevo lugar aunque no esté de acuerdo con ellos?
¿Cómo gestiono mis ideas y mi modo de entender el feminismo en una nueva cultura?
Dudas muy comunes e importantes para ir construyendo tus propias respuestas.
En los acompañamientos individuales y las formaciones a grupos de mujeres que quieren viajar, trabajamos en base a estas y a otras preguntas.
Miramos de cara prejuicios, miedos, dudas y emociones que pueden surgir durante una experiencia personal en una cultura muy distinta a la que te vio crecer.
Vemos lo potente que un viaje y una buena gestión de tu choque cultural son para comprender el mundo y para conocerte mejor.
De nuevo:
No dejes de viajar por miedo.
Atrévete a desmontar estereotipos y creencias paranoicas.
Atrévete a quitarte miedos eurocéntricos y tira p’alante.
Atrévete a atreverte.
Si ya sabes cómo hacerlo, genial.
Si quieres pero no sabes por dónde empezar: Te acompaño a viajar, a comprender y a disfrutar.
Un abrazo,
Anna