Comprar un billete de tren en India es una odisea.
Lo descubrí los 4 meses que viví allí, entre 2012 y 2013.
Mi primera incursión a la estación fue para comprar un billete a Mumbai, a unas tres horas de Pune, ciudad donde estaba con el proyecto y la investigación.
Pero de esto te hablaré otro día.
Total, que fui a la estación.
Maaaamma mia.
Qué cantidad de gente por todos lados, moviéndose sin parar en lo que, a mis ojos, era un caos espectacular.
Necesité un rato para que mi vista se acostumbrara a ese nuevo escenario lleno de colores, formas, movimiento, olores y ruido.
Mucho ruido.
Estaba todo en hindi, así que tampoco me enteraba demasiado de cómo iba la historia.
Hasta que distinguí las filas.
Bueno, filas por llamarlo así. Era más bien una masa humana moviéndose orgánicamente hacia las ventanillas.
Me uní a la humanidad organizada de la fila que me pareció más rápida.
Y más gente se unió a la fiesta, of course.
Mujeres y hombres de varias edades apretándome por todos lados. Metiendo una mano por aquí. Tocando mis cabellos por allá. Mirándome de arriba abajo (bueno, de hombros para arriba, que era lo que sobresalía del pilón) sin ningún tipo de pudor. Más gentecita, más juntitos, más calorcito y más agobio. Cuánta intensidad, cuánta incomodidad, cuánto sudor. Qué mareo.
¡Quitaos todos, que me falta espacio!
¿Es que nadie más necesita que corra el aire?
Ah no, es que eso del espacio personal no es universal, depende de tu programación cultural.
Proxémica y relativismo cultural
Es lo que descubrió el antropólogo Edward Hall en 1966 y llamó proxémica: el estudio, el uso y percepción del espacio personal, del espacio que rodea nuestro cuerpo.
Concluyó con que existen cuatro tipos de espacios alrededor de una persona:
- Íntimo: el ‘espacio vital’, donde solo dejamos que entren las personas más cercanas, con quien tenemos más intimidad, como la pareja y los hijos.
- Personal: las distancias cortas, aquellas que tenemos con amigos y personas de confianza.
- Social: cuando hay cierta confianza pero ningún vínculo fuerte, como conocidos y compañeros de trabajo, por ejemplo.
- Público: cuando estamos con desconocidos.
Y Hall no olvidó dejar claro que esas distancias y percepciones no son universales, sino que dependen de cada cultura. Y que, incluso dentro de cada cultura, hay personas que necesitan más espacio y otras que precisan menos.
De hecho, se le considera fundador accidental de la comunicación intercultural.
India, como muchos otros países asiáticos y africanos, tiene mucho más margen de maniobra con el espacio íntimo y personal.
Ese espacio se puede traspasar mucho más de lo que lo haríamos en Europa, Estados Unidos, Canadá o Australia. Hay más margen para acercarse a otra persona e incluso tocarla sin que la persona se sienta violentada.
Vete a una fila en Suecia y acércate más de la cuenta a la persona que tienes delante. Verás qué miradita te llevas.
Y suerte si no te llevas un comentario también.
Total, que no me quedó otra que adaptarme a esa nueva percepción y uso de espacios a mi alrededor.
Adaptación a una nueva cultura
Pero la adaptación a una nueva cultura es un proceso que no acaba en respetar distancias, apretar más o menos la mano o inclinarse en un saludo, respetar la jerarquía, comer comida local ni ponerse un traje de faralaes en la Feria de Abril de Sevilla.
Es un proceso mucho más complejo que puede trabajarse y facilitarse acompañados de un asesoramiento intercultural profesional.
Por eso, si estás buscando formación o asesoramiento para preparar una experiencia internacional, esto puede interesarte: Formación y asesoría en interculturalidad y choque cultural
P.D.:Mi acompañamiento no termina en las sesiones online, también incluye un contacto exclusivo durante el proceso de adaptación a tu nueva vida de expatriado/a. Agobio por exceso de humanidad incluido.
P.D. 2: Como siempre, toda generalización sirve para establecer unas líneas base, una ayuda para no sentirse tan perdido en una nueva cultura que aún desconocemos bastante. Luego, cada persona es un mundo. Hay personas indias obsesionadas con su espacio personal y europeas o norteamericanas deseando encontrar una excusa para apretujarse y sentir el calorcito humano de otras personas.